martes, 28 de julio de 2015

GOMEZ RE, EL TRANSFORMADOR DEL TANGO

El arte nuevo- decía Ortega- es impopular por esencia. Y no es que las muchedumbres no gusten de el. Sucede en verdad que no lo entienden.
Al parecer, los géneros de vanguardia van dirigidos a una minoría especialmente educada. Por eso despiertan irritación en la masa.
Cuando a uno no le gusta una obra, pero la ha comprendido, se siente superior a ella y no hay motivo de encono. Pero cuando el disgusto que la obra provoca nace de no haberla entendido, queda uno como humillado, con una sensación de inferioridad que necesita compensarse con muestras de indignación.
Hasta aquí, Ortega Y Gasset. Ya sin su ardua ayuda, podemos sospechar que muchos artistas aspirantes, habiendo comprendido los argumentos sobredichos, buscan la incomprensión como si se tratara de un valor estético.
En ciertas circunstancias no es mala idea: muchas veces la desorientación de los pajarones es señal de que se esta recorriendo el camino correcto.
Sin embargo, buscando alejarse del entendimiento general, hay quienes se extravían en los distritos del mamarracho.
No es muy audaz colocar el tango en el molde de estos criterios. Los tangos nuevos también son impopulares. El publico y la critica han dividido su opinión entre una minoría que los acepta y una mayoría que lo odia.
Así se ha generado una de las polémicas más aburridas de la historia del pensamiento humano.
En los años dorados del Barrio de Flores, las almas sencillas disfrutaban los tangos sin análisis, sin doctrina y sin militancia. Un joven escuchaba Sueño Querido y se quedaba tan fresco, sin otras cavilaciones que las que podía sugerir la modesta letra.
Después, Los Refutadores de Leyendas hallaron que los viejos tangos perjudicaban la pavimentación general y el funcionamiento de los motores eléctricos.
- La velocidad de los modernos medios de transporte exige la creación de tangos adecuados - señalaban.
Ya se sabe que algunos sectores de la población -los farmacéuticos, por ejemplo- son muy sensibles a las alegorías con aviones y carretas por eso aceptan con entusiasmo transformar su alma cada vez que se extiende la red de subterráneos.
En los bailes y teatros, los Refutadores interrumpían a los cantores para preguntar que sentido tenia llorar el amor perdido en un mundo en el que existe la licuadora.
Lo extraño del caso es que estas argumentaciones fueron aceptadas por los artistas tangueros con resignación y vergüenza. Muchos de ellos procuraron entonces situar sus obras -y hasta sus personas- a la altura del progreso con un entusiasmo menos adecuado para el arte que para las Sociedades de Fomento.
Sin embargo -como siempre ocurre- el verdadero artista aparece por la puerta menos prometedora.
Vale la pena que recordemos hoy a Néstor Gómez Re, el transformador del tango.
En realidad, era un músico corriente que vivía en la calle Fray Cayetano. Tocaba el bandoneón con cierto decoro y dirigía un modesto sexteto.
Tal vez el demasiado trato con estudiantes de derecho, psicólogos, operadores de radio y anestesistas acabó por avergonzarlo de su profesión.
Cuando los primeros músicos proclamaron la nueva fe transformadora, el se entrego apasionadamente a ella. Es posible que al principio no comprendiera demasiado: Cuentan que se limitaba a ocultar y disimular el tango que tocaba, con hábiles circunloquios musicales. El publico inocente recibía aquellas creaciones como adivinanzas.
- ¡Es "El esquinazo"...!
- ¡No hombre...!"¡El Torito"... !
- Para mi es "Corralera"...
Pero con el tiempo, Gómez Re encontró su propia forma de romper con las formas establecidas.
Viendo que casi todos los creadores novedosos competían en el bizantinismo de los arreglos musicales, el pensó en la posibilidad de hacer arreglos en las letras.
No suponga el lector sencillas correcciones de los versos menos felices. La innovación iba mucho más lejos.
Por empezar, al cantor convencional se le agregaba un coro que comentaba o glosaba la acción central del relato tanguero, siguiendo líneas musicales de contrapunto, o aprovechando pasajes, contestaciones, partes de violín o meros firuletes caprichosos.
MI NOCHE TRISTE
Cantor solista: Percanta que me amuraste.
Coro: Sin ninguna razón.
Conator solista: En lo mejor de mi vida
Coro: En plena juventud
Cantor solista: Dejandome el alma herida
y espinas en el corazón...
Coro: Mi pobre corazón y lo que es más..
Cantor solista: Sabiendo que te quería,
que vos eras mi alegría
y mi sueño abrasador
Coro: Brasa y abrazo soñador
Cantor solista: Para mi ya no hay consuelo
Coro: No!
Cantor solista: Y por eso me encurdelo
Coro: Si!
Cantor solista: Pa' olvidarme de tu amor...
Coro: Sigamos por favor....
A veces, el propio cantor interpretaba letra y músicas transformadas, agregando notas o simplemente cantando las variaciones como en:
AMURADO:
Una noche más tristona
que la pena que me embarga en esta triste situación
vi que tomo su bagayito y amurado me dejo;
se las tomo sin saludar con la mayor resolución.
No le dije una palabra
ni el más mínimo reproche, ni la sombra de una queja
la mire que se alejaba
y pensé: que mala suerte, para mi todo acabó.
Muy pronto Gómez Re comprendió la necesidad de aceptar la colaboración de un poeta. A falta de otros postulantes, se resigno a trabajar con Carlos M. Caron, un escritor de Liniers en novelas policiales. De este modo, nacieron los tangos de Detectives, expresión breve y musicalizada de la Colección astros.
Naturalmente, los misterios propuestos no eran demasiado complejos.
Sin embargo, algunos temas aparentaban cierta dignidad. ?¿Quién mato al Pardo Ramírez?, Sangre junto al buzón, El testigo insobornable, y la milonga Chantaje en Villa Lugano, fueron los más logrados.
Reproduciremos, seguidamente, algunas líneas de inexplicable eficiencia:
Ceba rabo el morocho, observo la cana
cacha siempre la pava con la izquierda
El asesino zurdo
No crea que me llevo de chimentos:
la batieron sus huellas digitales
La gringa impía
La vida y la cana
se burlan de mi,
me acusan de un crimen
que no cometí
Falsas pruebas
Los Tangos Infantiles no pasaron de primer intento. Eran tanguitos de hadas y de ogros reos, con princesas encerradas en galponcitos de La Paternal.
La codicia los llevo más tarde a componer una serie de Tangos Pornográficos como Entre los Yuyos, El Barbudo, y Que Nunca te Falte.
Los autores tradicionales del barrio como Anselmo Graciani, se oponían encontradamente al trabajo de Gómez Re.
Manuel Mandeb tuvo la mala idea de organizar una mesa redonda con la presencia de tradicionalistas y renovadores, en las instalaciones del club J M Bosch de Villa Excélsior. El titulo del debate fue: ¿Que es el tango? De entrada, no más, Ives Castagnino postulo la definición ostensible.
- El tango es esto- dijo.
Toco El Apache Argentino con su guitarra y se fue dando un portazo.
Muy pronto se perfilaron dos criterios opuestos. Uno restringido, que acotaba el genero con rígidas exigencias. Otro amplio, que extendía el tango hasta el confín del universo. De este ultimo sector proviene el "pantanguismo", escuela que sostiene que todo es tango, lo que significa al mismo tiempo que nada lo es.
La discusión terminó con la oportuna intervención de la policía, repartición que tiene ideas propias acerca de la música popular.
Desde aquella noche Gómez Re empezó a interesarse por las discusiones y a descuidar su vida artística. La preparación de mortíferos silogismos le resto tiempo para tocar el bandoneón. Sus últimas actuaciones consistían redondamente en conferencias.
A decir verdad, son muchos los que hoy padecen un vicio semejante.
Más fácil es encontrar ensayistas o historiadores tangueros que cantores o guitarristas.
Ante la definición de Gómez Re, otros artistas tomaron la antorcha.
Un grupo de la calle Caracas cambio primero los instrumentos, luego el ritmo, más tarde las letras y, finalmente el nombre mismo del tango, al que llaman rock.
Los profesores universitarios, los sociólogos, y los pisaverdes se declararon partidarios de Gómez Re y sus sucesores, y lo nombraban a cada párrafo en sus charlas y peroraciones.
En toda clase de actos públicos se anunciaba la muerte de los tangos viejos y su reemplazo por el Neotango Internacional, que arranca lágrimas a Belgas arruespes.
Confinados en reducidos cenáculos, los Retrógrados de Ayer solicitaban la prohibición de los tangos posteriores a 1940.
Gómez Re se retiro para siempre y no volvió a actuar en publico. El ruso Salzman juraba haberlo visto en una cervecería de Los Toldos, tocando sin adornos el tango Milonguita.
Los enfrentamientos polémicos siguen hasta hoy.
Nadie parece haber reparado en algo terrible: El tango nuevo ya es viejo. Si se trata de juzgar que el arte no es eterno y más aun, que ni siquiera dura mucho, es necesario confesar que las invenciones renovadoras son ya lugares comunes.
Por que no aparecen nuevos demoledores para hacer probar a los Gómez Re su propia medicina?
Las reflexiones iniciales de Ortega son de 1919. Es que tan luego el arte nuevo, que auspiciaba el desalojo de las formas clásicas, pretenderá quedarse para siempre?
Temo que a espaldas de los bandos tangueros, las multitudes se han ido a casa.
La única esperanza esta en la aparición del artista. Ese que se presenta por la puerta menos prometedora y sin doctrina ni explicaciones, llega al rincón más secreto del alma.
Las buenas gentes de estos tiempos deshilachados no pierden la esperanza.